Más que entusiasmo

Para emprender algo es necesario enfocarse en la meta, pero también concentrarse en lo que se hará para lograrlo con esfuerzo y dedicación.

Cuando Dios nos manda a hacer algo siempre nos pide esfuerzo y valentía.

Esforzarse es tener disciplina para crear una rutina de trabajo constante, esto nos permitirá alcanzar el éxito y prosperar en todo lo que emprendamos en el trabajo, estudios y las relaciones interpersonales.

En Josué 1:9 dice: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”

Cuando sabemos lo que queremos podemos plantear nuestro destino y ser diligentes en conseguirlo. Es importante ordenar las prioridades y concentrarnos en lo que deseamos lograr.

En Proverbios 21:5 dice: “Los pensamientos del diligente ciertamente producen ganancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.”

Es bueno tener entusiasmo pero concentrándonos en la tarea a realizar. Enseñemos este principio a nuestros hijos porque los llevará al éxito.

El mejor emprendimiento que podemos iniciar es el servicio al Señor y a nuestra comunidad.

Este es un proyecto que trasciende, que se enfoca en los objetivos del Reino de los cielos, no en los de la Tierra. Como muy bien lo cita la Biblia en Colosenses 3:2: “poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Y en 1a. carta de Juan 5:14-15 dice lo siguiente: “y esta es la confianza que tenemos ante Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”

La transformación de nuestra vida depende de adoptar la actitud correcta, pero también disciplina, concentración, y buena voluntad, no basta tan solo con tener entusiasmo.

Dios quiere prosperar lo que emprendamos. Pongámoslo en Sus manos pidiéndole dirección

y Él nos guiará.

QUE MI ENTUSIASMO Y MI ESFUERZO SE CONCENTREN EN SERVIR A DIOS Y AL PRÓJIMO.